Despertar de la Conciencia

En el origen de la creación antes del tiempo y en un lugar sin espacio en donde se reúne la luz y la sombra, estalla la luz, nacen galaxias, estrellas, soles, astros y planetas, y entre estos la tierra, nuestra casa pintada de azul y blanco en que se genera la vida, siempre animada por el impulso supremo que pernea los espacios y la materia que en diversos grados de densidad, vibración y forma dan origen a todos los organismos y todos los cuerpos, este impulso divino integra materia y espíritu como las dos caras de una moneda.

Un nuevo impulso del arquitecto del cosmos genera la noosfera esfera y estrato del pensamiento que diferencia al ser humano del resto de los seres vivos que habitan el planeta haciendo así posible, la manifestación del Espíritu en la tierra.

Del fuego del amor divino se desprende como una chispa la conciencia humana, iniciando así su aventura al despertar a su verdadera esencia.

El don de la vida que se inicia con la separación de la fuente original, nos brinda la oportunidad de convertirnos en personas capaces de:

CONOCERSE PARA CONOCER,

ACEPTARSE PARA ACEPTAR

VALORARSE PARA VALORAR,

AMARSE PARA AMAR Y TRANSFORMARSE PARA TRANSFORMAR.

Nuestra conciencia se encuentra bien equipada para ejecutar su propia danza en el escenario de la vida danza que comienza cuando la fuerza creadora que se desdobla en sus elementos femenino y masculino se une en el claustro materno dando así origen a una nueva vida.

La conciencia se encuentra en un estado de unidad tranquila y armoniosa, característico de la matriz atemporal, indiferenciada y preconsciente en la que no existe separación entre el mundo del SER y el mundo del NO-SER.

Al nacer a la vida biológica, la unidad se transforma en dualidad conformando de esta manera nuestra propia realidad polarizada, existencia individual limitada y singular que presiente la presencia de una luz que la trasciende. Luminosidad brillante cegadora en la profundidad aun incierta, un claro amanecer que No amanece.

Noche de plenilunio entre tinieblas, volcán que bulle, que hierve en sus entrañas sin encontrar la grieta en la corteza por la que desahogar toda su fuerza, es la luz, la lava, la energía LA que en ebullición encuentra toda su fuerza, el AMOR, el compromiso, lo que sacude un cuerpo aletargado por su existencia vacía, obscura, aburguesada, entonces la conciencia se pregunta.

¿Cuándo el sol va a salir de las entrañas? ¿Cuándo la noche se vestirá de estrellas? ¿Cuándo el agua se volverá tranquila, transparente para mostrar lo que en el fondo existe? Respuestas, me dan muchas, aunque ninguna me calma, porque aquella que yo espero se encuentra dentro del alma.

En la danza de la conciencia se haya atada a una red de sueños.

  • Sueña aquel que cree que vale, en la medida en que acumula posesiones.

  • Sueña aquel que se considera dueño de la verdad total y ataca despiadadamente a quienes no la comparten.

  • Sueña aquel que sangra su vida en el dogmatismo, el ritualismo y el fanatismo manifestaciones vacías del significado real de los dogmas, ritos, creencias e ideologías.

  • Sueña quien declara guerras, asesina y acaba naciones por creerse redentor de la humanidad entera.

  • Sueña el hombre de ciencia que niega todo aquello que no es capaz de comprender y explicar.

  • Sueña el educador que controla, domestica, crítica y moraliza.

  • Sueña todo aquel que se vive como amo y señor de la naturaleza.

Estos y otros soñadores viven atrapados en su propia telaraña que solo podrán librar cuando se cuestionen sobre si mismos.

Y me pregunto

¿Quién Soy?

Desierto de luz, de sombra, de energía, vacio que se llena de poesía y entre sus sombras busco aquella que es la mía.

La luz la conozco, es mi estrella, es el sol incandescente, es amor, es energía, es fuego, ternura y compromiso, es vida y alegría.

La sombra la percibo, la distingo, fantasma chocarrero de la noche, testigo silente de mis miedos, apegos y egoísmos, duende que me rodea me vigila, me espanta.

Cuando la luz se topa con las rocas, se proyecta la sombra. Cuando el amor se tropieza con fronteras nace una fuerza oscura, negativa, aparecen odios. recelos, envidias y rencores, tristes anhelos se encuentran tras peñascos y fachadas que esconden duendes, espectros y fantasmas, lleno de luces y sombras vivo, al penetrar en mi me veo vacío.

Es cierto el claroscuro como el cosmos en un silencio compuesto de sonidos notas graves, agudas, contrapuntos que al combinarse forman una melodía.

Me pregunto ¿quien soy? Materia, vida, espíritu, energía, silencio que se llena de versos, de notas de sonidos, que forman parte de eterna sinfonía.

Giro a giro en el espiral del desarrollo, la conciencia se identifica consigo misma descubre sus potencialidades, se abre a ser con los demás, disfrutando semejanzas, celebrando diferencias; conjugando soledades y trascendiendo fronteras que la llevan a ser uno con el mundo y con el universo.

En una apertura lenta, tranquila a veces dolorosa, el Ser se libra al descubrirse en otros en el misterio del encuentro. Encuentro de miradas, de corazones, de manos, torrente de inquietudes y de preguntas, en relación de un Yo que se descubre en otro. Al reflejarse en ese espejo vivo el Yo pronuncia un Tú que es un Yo mismo y se admira ante el milagro del encuentro. Encuentro de seres, razas, dogmas y existencias que trascienden conflictos y fronteras al extender sus brazos hasta el cosmos en abrazo eterno infinito conciente en que lo diverso se transforma en Universo.

Por el milagro misterioso del encuentro, la conciencia despierta al despojarse de ropas, de disfraces y trascender fronteras esclavitudes y apegos que la encadenan.

Al quedarse desnuda y vacía, la conciencia descubre su verdadera esencia. Trasciende los espacios estrechos y se va más allá, a lo infinito, lugar en que los opuestos se conjugan. Apertura, expansión al extender las alas, el organismo vivo toca con sus plantas la firmeza del suelo vibrando ante la inmensidad del cosmos en un impulso fuerte que fluye como torrente a perderse en el rítmico océano de lo eterno.

La dualidad desaparece, los polos se unen en misterioso encuentro enigma que unifica a lo diverso y lo transforma en universo.

Microcosmos unidos en un mil combinaciones que expresan, se manifiestan, experimentan lo sutil de la esencia.

Al despertar, el encuentro con el SER, trasciende la fusión y confusión original para identificarse con la luz del fuego que reside en lo profundo de su Ser, su esencia, sol, esfera de luz, mandala de fuego y vida, símbolo de totalidad, energía que trasciende más allá del ayer y del mañana.

Ayer de un mundo que se asoma a su primera aurora, mañana que termina ahí mismo en la naciente estrella.

Nuestras vidas se encuentran conectadas a la fuente de energía vital, al origen de la luz, somos seres radiantes, energía luminosa, plenitud trascendental, misterio del Amor que se devana entretejiendo hebras doradas en la rueca del alma.

AYER ESTUVE EN EL CENTRO DEL SOL,

HOY EL SOL SE ME HA METIDO DENTRO

En el despertar del sueño, de las ilusiones, del maya la conciencia estrena una nueva sensación de la felicidad plena, serena desconocida, al descubrir su esencia y reconocerse parte y partícipe de la totalidad.

Apertura, claridad, paz, entrega, unión, me vivo en el infinito, hay vacío, hay plenitud.

Una clara luz intensa me atrae, me llama, me inunda, me funde en su inmensidad. Soy parte del todo y nada y se aclara la mirada. Siento que en todo lo creado hay una parte de mi, soy espacio, tiempo eterno, soy vacío y plenitud, soy agua, cielo y centella, soy luz, sombra, cielo y tierra, soy quien dio a luz a una estrella y al mismo tiempo soy ella, soy parte del todo y nada y se aclara la mirada.

El cuerpo se trasforma en templo de luz viva. Microcosmos de energía, átomos que se encadenan en un mil combinaciones expresan lo sutil de la esencia.

Abro los ojos al mundo, me encuentro con la creación, que como espejo, refleja al Ser con el cual soy.

Soy parte del todo y nada y se aclara la mirada. Al despertar, el SER y el Ser se unen en un estrecho abrazo.

La conciencia se contempla así misma descubriendo su verdadera naturaleza, su esencia. Voluntad, armonía, unidad, amor, sabiduría.

Yo soy YO.

Soy conciencia despierta.

Ana Ma. González Garza